Con la llegada de la primavera se inicia la temporada de las frutas de hueso: melocotones, nectarina, paraguayos, nísperos, ciruelas, albaricoques y como no, las ricas cerezas.
Esta fruta, originaria de Mesopotamia, ya en la antigua Grecia era muy valorada por los médicos por sus propiedades limpiadoras.
Un estudio publicado por la web “alimentación-sana.org” sobre las propiedades de las cerezas para la salud explica que se la considerado una buena fuente de vitaminas C y bioflavonoides, lo que la convierte ya de por sí en un excelente antioxidante. Pero lo que realmente la distinguen como un alimento protector contra el cáncer es su contenido de ácido elágico, una sustancia que inhibe la reproducción de célula cancerígena.
Este estudio también hace una diferenciación entre las distintas variedades y sus beneficios para la salud. Por ejemplo, las cerezas negras contienen más hierro, magnesio y potasio que las otras variedades más claras, pero todas son una buena fuente de silicio y de provitamina A(beta-caroteno).
El consumo diario ayuda a reducir los niveles sanguíneos de ácido úrico, lo que puede evitar la gota.
Consumir la fruta o el zumo del pequeño fruto perteneciente a las familias de los melocotones puede resultar de gran beneficio para la salud de las personas, especialmente de las están afectadas por el artritis. A través de tratamientos específicos puede resultar un importante antioxidante y puede ser utilizado para retrasar el envejecimiento.
Con una pulpa sabrosa, jugosa y refrescante, la cereza es un de las frutas que tuvo su origen en Asia Menor y es la pariente menor de una familia(Prunus) de sabrosas frutas de hueso grande y pulpa carnosa, como el melocotón, el albaricoque y la ciruela,
Como muchas otras frutas que ofrece la sabia naturaleza para sus habitantes, la cereza también contienen importantes propiedades curativas entre ellas el efecto analgésico es el más característico.
Los pacientes que más pueden beneficiarse de las cerezas son los que sufran un exceso de ácido úrico que inflama y deforma las articulaciones. Este tipo de artritis, afecta principalmente a las personas mayores y cuyo hígado, en determinadas circunstancias (exceso de carne en la alimentación, por ejemplo), generan demasiado ácido úrico y no son capaces de eliminarlo.
La fibra y el potasio (210mg por cada 100g) de las cerezas favorece la circulación intestinal y la eliminación de líquidos, lo que asegura el drenaje del sistema urinario y digestivo. Por la misma razón previenen la formación de cálculos renales y biliares.
El rojo intenso de las cerezas les confiere un aspecto atractivo y además es responsable de algunos de sus muchos efectos saludables.
Esa colorida intensidad se debe a las antocianinas, unos flavonoides de alto poder antioxidante, que en ella se encuentran en más concentración que en ninguna otra forma, con 25mg por cada 100g.
Las antocianinas de las cerezas son capaces de inhibir las ciclo oxigenas- acción que define su poder antioxidante- con más eficacia que la vitamina E.
También el zumo de las cerezas contiene poderosas virtudes antioxidante y antienvejecimiento, porque tiene 10 veces más melatonina que la fruta entera.
La melatonina es una hormona segregada por la glándula pineal durante la noche, que está implicada en la regulación de sueño y la temperatura corporal. También es un potente antioxidante y algunos expertos consideran que, tomada en forma de suplemento, es la sustancia más eficaz, que existe para retrasar el envejecimiento.
Como vemos, las cerezas previenen y alivian los síntomas de la artritis y los reumatismos de la artritis y los reumatismos en general, porque disminuyen los niveles de ácido úrico en la sangre, pero sus beneficios para la salud no acaban aquí. Esta fruta, además, resulta beneficiosa para muchas otras dolencias. Por ejemplo, como aportan pocas calorías (59mg por cada 100g), fibra saciante y agentes diuréticos, resultan recomendables para las personas que deseen adelgazar.
También los enfermos de arteriosclerosis se benefician de sus acciones antioxidantes y depurativas. Por otra parte, las virtudes diuréticas y laxantes de las cerezas favorecen a las personas con estreñimiento o tendencia a retener líquidos. Su hierro (0,4mg/100g) las hacen efectivas para las personas con anemia.
Y se recomienda también su consumo en caso de hipertensión y en los enfermos cardiacos y renales. Para los cólicos de riñón pueden prepararse tisanas con los rabos de cereza que se toman antes de cada comida.
Fuente: Valencia Fruits